22 mayo 2006

Mirobriga recuerda a Esther

Se fue lentamente, Esther, extinguiéndose como se extingue una vela,y fue remisa consumiéndosecomo languidece, al alba, una tea.La ausencia de espíritu la arropócon tela de encaje y seda,en sus brazos, la providencia meció,cual barquito de vela.Y abatió sus párpados el blanco lecho,hoy con pálida tez, ayer de piel morena.Por despido, el amor, dejó en su pecho,una varita de tierna azucena.Navega su sueño en barquitade madera, acariciada por dulce vaivénde lienzo sedoso, blanca margarita,dorada filigrana y rojo clavel.Y se nos fue, con la luz de los cirios alumbrada,como si de este oscuro mundo se nos fuera.Se nos fue, con el llanto ahogado, con lágrimas enjuagadade nuestras almas, transportada a luz que le espera.Caminarás descalza, amiga mía, por los recuerdosde aquellos que dejaste hondamente entristecidos,caminarás sin ruido por sus llantos, turbios quejidos,enmudecidos, por los ecos de sus pañuelos.Y volverás a la existencia acariciando nuestras vidas,abatidas por el transitorio desconsuelo,germinarás de aromas, de fulgor y color nuestras heridas,como flores que brotan en primavera copando el suelo.Adiós, un beso, amiga del alma,adiós, un abrazo, querida compañera,prometemos pacientes guardar calma,hasta volver a encontrarnos a tu vera. Dedicado a una luchadora incansable: Esther.
Mirobriga

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