10 septiembre 2005

Activismo solidario

Cuando me enteré de mi seropositividad hace más de diez años, nunca llegué a sospechar que podría ser feliz a pesar de ello. Desde casi el comienzo de mi enfermedad me implique en la lucha contra el SIDA. LLevo diez años participando de forma intermitente y voluntaria en ONGs, y ahora en la red. Mi compromiso con la lucha es sencillo y anónimo, tan sólo intento crear ambientes de calor humano y ánimo por donde paso. Creo en esta labor, pues soi consciente de lo que me sirvió cuando la recibí de otros.
El activismo en la lucha contra el VIH se puede desarrolar en muchos frentes, tantos como personas somos y ganas de involucarnos. Desde que comencé con este trabajo he ido creciendo junto a otros compañeros, haciendome más tolerante y receptivo, mas fuerte y abierto. La constancia en la lucha me ha reportado muchisimas satisfacciones, ver sonreir a alguien de nuevo, vislumbrar la ilusión en unos ojos que parecían apagados, la sonrisa inocente, los juegos y la ternura de los más pequeños..., son tantas cosas las que he vivido, que llenaría páginas y páginas contándoslas.
El activismo también tiene su lado menos agradable, aunque igualmente necesario, bueno, y enriquecedor, ayudar a los compañeros más afectados en su día a día, en su rehabilitación, incluso acompañandoles en sus últimos momentos. También es importante el apoyo a familiares y amigos de los afectados, cosa que se nos olvida con demasiada frecuencia, ellos sufren mucho cuando nos ven mal, y el desgaste psicológico y emocional que padecen deberíamos tenerlo muy presente, pues suelen ocultarnoslo para no preocuparnos.
Lo mas triste y doloroso que han visto mis ojos y ha padecido mi corazón, fue perder a mi niña, mi angel con SIDA. No era mi hija, pero llegue a quererla tanto que si lo hubiera sido, no hubiera notado ninguna diferencia. Permanecí a su lado más de cuatro años de los seis que vivió. Cuando el SIDA acabó con ella, yo me volví loco de pena y dolor, no encontraba aliciente para seguir viviendo y caí en una profunda depresión que casi me cuesta la vida. La lloré en silencio encerrado en mi habitación durante cinco angustiosos años, pero gracias a los cuidados de los médicos y a la mi voluntad por presentarle batalla al retrovirus que acabó con ella, terminé por superarlo. Desde que la conocí, me ofrecí voluntario para que ensayasen conmigo nuevos tratamientos, y aún sigo participando en protocolos y ensayos clínicos, sigue habiendo muchos angeles con SIDA que no conozco y se que de esta forma anónima también les llega mi calor y mi ánimo.
La lucha como veis se puede desarrolar de muchas formas y en muchos frentes, y todas y todos son buenos si se pone buena voluntad. El compartir nuestras experiencias con otros, como desde esta página se nos invita a hacerlo, es bueno para todos, claro que si, nos ayuda a liberar de alguna manera esas tensiones que arrastramos, a encontrar nuestra armonía, nuestra felicidad moderada y compartida, y nuestra paz. Amén de subirnos las defensas como se ha demostrado en una reciente investigación cuyas conclusiones ya han sido publicadas.
Así pues, os animo a todos a participar en la lucha de la forma que querais, siempre hacen falta activistas, y el enemigo es común. Cuantas mas batallas le presentemos por todo el mundo, mas débil se hará, y mas cerca estaremos de ganarle la guerra definitivamente.

Un cordial y cariñoso saludo. Abdelkarîm en libertad
De la web http://www.todosida.org/index.htm

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